lunes, 26 de mayo de 2014

ESTA ES MI HISTORIA.

Me llamo Alejandra, tengo 17 años y hace un año conocí a un chico. A partir de este momento me cambió la vida, y os explicaré porqué.
Yo era una niña muy alegre, siempre estaba riéndome, salía con mis amigas por ahí y conociendo a gente nueva.
Cuando conocí a este chico todo eso cambió y ya no era lo mismo que antes. Al principio la relación iba bien, pero al cabo de un mes empezó a controlarme, me alejó de mis amigas, me compró una tarjeta de móvil para que sólo pudiera hablar con él, me controlaba todas las llamadas…. Siempre estábamos de pelea y todo porque creía continuamente que yo le ponía los cuernos.

Por las noches tenía que quedarme despierta hasta que a él le entraba sueño, y como yo me durmiera, al día siguiente me la liaba. Me decía que yo me iba por la noche con otros a ponerle los cuernos, pero yo me dormía porque ya no podía más, tenía que madrugar para ir a clase mientras él se quedaba luego durmiendo toda la mañana.
Cuando llegaba al colegio tenía que mandarle una foto para que supiera que estaba allí, y así cada 5 minutos. Yo siempre estaba llorando y mis amigas me decían que esa relación no era sana, pero yo no le hacía caso a nadie. Cuando terminaba las clases y llegaba a mi casa a las 15h, soltaba las cosas y me iba corriendo a coger el autobús de las 15,15h para irme a su casa.
Nada iba bien. Me planteé dejarlo, pero no podía, tenía mucho miedo. Siempre que nos peleábamos se ponía como loco, y a veces llegaba a pegarme, me tiraba de los pelos o me pegaba un guantazo, o lo que se le pasara por la cabeza.
Yo no dije a nadie que me pegaba porque aparte de que me daba miedo, también me daba vergüenza. Siempre que teníamos peleas me decía que yo era la culpable de todo, me dejaba por los suelos y yo me sentía muy mal conmigo misma.
Lo he pasado muy mal y no se lo deseo a nadie.
Pero el problema todavía no termina. Llegó el día en que se casaba un familiar y él no estaba invitado ya que la familia no lo conocía. El no quería que yo fuera a la boda y me amenazó diciendome que si iba mataría a mi padre. Se enfadó muchísimo y me puso un ojo morado.
Al verme así mi madre me preguntó qué había pasado y le conté que me había peleado con una compañera. Mi madre no se lo acababa de creer y me preguntó unas 500 veces si había sido él y yo siempre se lo negué.
El mismo día de la boda vino a mi casa y me dijo que me fuese a vivir con él. Yo dije que sí, cosa que hoy me arrepiento, pero aproveché que mis padres no estaban en casa para coger unas cuantas de cosas e irme con él.
Mis padres me llamaron 500 veces y después de decirles que me iba con él, me arrepentí, así que les dije donde estaba y se presentaron a recogerme. Me montaron en el coche. El se quedó llorando y diciendo “por favor, no me quiteis a mi niña”.
Fuimos a la policía, pero yo no quería denunciarlo porque lo quería mucho. Y no lo denunciamos.
Después de esto, mis padres me quitaron el móvil y me dieron uno sólo para que escuchara música, pero yo conseguía hablar con él por el Twenti, hasta que me descubrieron.
Lo pasaba muy mal, siempre llorando, perdí 10 kilos…..
Un día en mi cuarto le confesé a mi mejor amiga que me pegaba. Mi madre me escuchó decirselo, y cuando se marchó, ya no pude seguir ocultándolo a mi madre. Se lo conté todo y fuimos a denunciarlo. Lo expliqué todo lo que había pasado con él. Me pusieron una orden de alejamiento, que luego cuando llegó el juicio le retiraron por falta de pruebas.
A partir de ahí no supe nada de él durante cuatro meses. Un día en clase, una compañera me enseñó su twiter y siempre ponía que me echaba de menos. Entonces me preocupé bastante, no por él, sino porque se le fuera la cabeza y me buscara.
Otro día después estando de paseo me lo encontré. Me dio mucho miedo, me decía que me parase, que tenía que hablar conmigo, pero yo salí corriendo hasta mi casa. Al llegar a casa me había puesto un wasap y me decía que me echaba de menos y que quería quedar al día siguiente. Ni siquiera me quiso decir quien le había dado mi número de teléfono. Pero yo cedí y nos vimos otra vezl. Entonces una amiga que nos vio se lo dijo a mi madre y ésta me llamó diciéndome que mi padre estaba hospitalizado y que volviese rápidamente.
Yo volví enseguida. Cuando llegué me quitaron el móvil y se enfadaron mucho conmigo. Así he pasado un mes sin salir y hace poco he empezado a salir con unos amigos en los que mis padres confían, que vienen a casa y me recogen.
Hoy por hoy no quiero volver a verlo en mi vida, pues ya es bastante el daño que me ha hecho.

Sé que lo más importante que tengo en mi vida son mis padres y no quiero volver a fallarles nunca más, pues ellos a mí no me han fallado nunca.