Hay
días que no le encuentras sentido a nada de lo que haces, de lo que dices, parece
que nada sale bien, y no tienes ganas de nada.
Todo
el esfuerzo que haces a diario, parece que no sirve para nada…teniendo una
sensación de tristeza en lo más profundo de ti…y te duele el alma.
No
sabes cómo llegaste ahí y no sabes cómo salir, no sabes con quien hablar ni
quien puede entenderte porque ni tú te entiendes…ya no me tengo ni a mí.
Entonces
busco dentro de mí, y veo que no hay alegría, no la tengo…es mi energía la que
me falta, no tengo.
Me
siento muy pequeña, ¿para qué hago lo que hago, si nada sirve?
Un
momento…espera…yo ya he estado aquí, yo ya me he sentido así, yo ya había
bajado a estos mares, a este fango…¿cómo me ha vuelto a pasar?
No
sé cómo salir ahora, no tengo fuerzas, solo quiero dormir, dormir…que nadie me
moleste, no quiero salir al mundo hoy, siento que estoy fallando en todo…me
siento culpable por sentirme así.
Y
ahora, escribiendo esto, pienso, en todas las personas que me quieren bien, que
me han demostrado cariño, alegría, que me han mirado a los ojos encontrándole
al final de ellos y me han sonreído, que han confiando en mi, que me abrazan, me
siento yo con ellas…
Ya
sé lo que pasa, ya, en mi cabeza ha entrado un virus…peor que todos los que he
tenido, generado por nuestra sociedad y no me deja pensar bien.
Lucho
todos los días por una sociedad más justa, igualitaria, porque las personas a
las que quiero se sientan bien, pero la realidad es que hay mucha gente
intolerante, agresiva, que intenta agredirme por pensar diferente, sentir
diferente y ser diferente. No solo me agredió mi pareja, a quien dediqué unos
años maravillosos de mi vida y a quien yo creía que todo eso tan bonito que yo
le daba le cambiaría, es que mis compañeros del IES, algunos profesores, en la
televisión, en la radio, me agreden de manera cotidiana, con comentarios
machitas normalizando situaciones de violencia hacia las mujeres, tratándonos
como tontas, superficiales, objeto para el disfrute del hombre,…y cuando aporto
mi punto de vista, o soy muy rara, o una feminista radical, o una feninazi (
menudo nombre feo por cierto), sin argumentos que aportar e intentando callarme
con discusiones absurdas…mientras mi expareja, que ya es ex por cierto, no para
de intentar hacerse presente en mi vida, para contribuir un poco más a
desarmarme…Es en este momento en que me acuerdo de Mafalda con su “¡que paren
el mundo que me apeo!”, y me agobio y lloro de impotencia, de injusticia, de
rabia contenida,…
¿Para
qué tanto ser la rara? Si así estás sola, no te entienden, te ven como una
bicha rara…para qué…
Pues
porque ya no puedo ser de otra manera, porque quiero ser así, porque tenemos
que gritar lo que no nos gusta, porque creemos que se puede estar en un mundo
un poco mejor, porque tengo y he desarrollado el pensamiento crítico, y porque
tengo anticuerpos ante ese virus que está contaminando nuestra sociedad.
Así
que, aunque tenga días en los que no quiera levantarme, me angustie tanta
suciedad, y me muera de pena con cada persona que sufre, el mundo necesita
personas como yo, y como tú si te has sentido identificada al leer estas
líneas, somos importantes, lo que hacemos nos hace especiales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario